Un faro guía
¿Entonces, en un entorno cada vez más cambiante, existe un faro guía que no cambia? ¿Hay algo que nos sirve de referencia permanente en nuestro camino?
Pues sí, los principios no cambian.
Aclaremos primero la diferencia entre principios y valores. Valores son lo que “valoramos”, a lo que damos valor. Hay gente que valora el éxito, el dinero, la seguridad, su país, su familia, el trabajo, el esfuerzo. Hay tantos valores como quieras.
Hacer de los principios nuestros valores
Los valores cambian. Las sociedades y las personas van cambiando sus valores. Actuar de acuerdo a unos valores es una muestra de coherencia admirable aunque no es garantía de felicidad.
Los principios no cambian. Son atemporales y universales. Todos tenemos conciencia de ellos. Principios como la justicia, la lealtad, la generosidad, la humildad, el respeto, la honestidad… Los principios siempre han existido y aunque la forma de manifestarse y entenderse puede haber cambiado a lo largo del tiempo, el principio en sí mismo es atemporal.
Hacer de los principios nuestros valores, es decir, valorar los principios, es el camino a una vida plena y en paz. Deja que los principios sean el faro que te guía y recuerda que como decía Covey, el éxito no da la felicidad, la felicidad es el éxito.